En un punto durante 2020, nos planteamos la duda de hacia dónde debíamos ir. Yu-Track fue nuestro bastión desde 2017, pero su mercado se nos hizo finito. Y estábamos apuntando a un target mucho más amplio y que necesitaba de un foco que no teníamos. Así comenzó el draft que construimos con mucho esfuerzo y, sobre todo, ambición: Sumeria.
¿Pero qué es Sumeria? Si les suena, es porque está considerada la primera civilización del mundo. Pero en sí, para nosotros, ¿qué es Sumeria? Es nuestra solución para ayudar a las organizaciones a conectarse con sus clientes de una manera humana, empática y compasiva, cuidando su salud mental y su bienestar.
Para ese propósito, estamos construyendo un nuevo modelo de Emotional Scoring, un SaaS para mejorar radicalmente la experiencia del cliente a través de una plataforma de procesamiento de datos que considera variables psicométricas, emocionales y circunstanciales. Esto, combinado con Inteligencia Artificial, mostrará a las empresas cómo actuar en cada etapa del viaje del deudor.
En nuestra experiencia de cobranza con Yu-Track, de cuatro años impactando la vida de más de tres millones de personas, notamos que existía un vacío en cuanto a la aproximación de las empresas con sus clientes. Actualmente, solo se toma en cuenta la correlación de los datos tradicionales como el comportamiento de pago, historial crediticio, activos/pasivos y patrimonio. Nosotros sumamos la salud mental de los usuarios en la fórmula de calificación.
¿Cómo lo hacemos? Utilizando psicometría y variables emocionales para ofrecer tratamientos personalizados. Cuidamos la relación de nuestros clientes con su público al ser más empáticos con ellos a la hora de abordar estrategias de negocio.
Ahora nuestra meta es ser una referencia en Latinoamérica y el mundo del uso de scorings emocionales para mejorar la salud financiera de millones de personas.
Yu-Track, como lo conocen, seguirá existiendo. Es una apuesta establecida que ahora se convierte en un producto de Sumeria, uniéndose así al Emotional Scoring que desarrollamos.
¿Y qué viene? Seguir creciendo, innovando y, siempre, soñando. Esto apenas comienza y no hay un techo que nos limite.