¿Sabías que hay una diferencia crucial entre emociones y sentimientos que puede influir en la intención de compra de tus clientes?
Empecemos definiendo ¿qué son las emociones? Son aquellas respuestas instantáneas y automáticas a estímulos, y pueden jugar un papel fundamental en el proceso de compra. Cuando un cliente se siente emocionado, feliz o intrigado por un producto o servicio, es más probable que se sienta atraído y tenga una intención de compra positiva. Las emociones son el gancho inicial que captura la atención.
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Ahora bien, los sentimientos por su lado son interpretaciones personales de esas emociones. ¿Por qué esto es importante en el mundo de las ventas y el marketing? Porque los sentimientos pueden influir en la durabilidad de la intención de compra. Si un cliente asocia una experiencia emocional positiva con tu marca, es más probable que siga adelante y realice una compra, y posiblemente, se convierta en un cliente evangelizado, que a final del viaje es lo que todos queremos.
Las emociones despiertan el interés inicial, pero los sentimientos son los que pueden mantener esa llama encendida a largo plazo. Entender esta diferencia puede ayudarnos a crear estrategias de marketing y de ventas más efectivas y construir relaciones realmente sólidas con los clientes.
Entonces, ¿cómo podemos aplicar esto en nuestra estrategia de marketing o de ventas? ¿Qué emociones y sentimientos deseamos analizar de nuestros clientes? ¿Cómo cambiaría tu forma de levantar estrategias si conocieras el estado emocional de tus clientes? ¿Crees que influye en la intención de compra de los clientes?
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